jueves, 25 de octubre de 2012

Ramón Rivas (III): La misión de la Iglesia es evangelizar



P. Ramón Rivas, CJM

La misión, la gran misión, la única misión de la Iglesia es evangelizar, anunciar a todo el mundo la buena nueva del Reino y dar testimonio del amor de Dios manifestado en Cristo. Todo lo demás que haga, (sacramentos, liturgia, oración, caridad etc.), debe estar siempre incondicionalmente al servicio de esa tarea, no de otros intereses, cualesquiera que sean.

Además, es la misión de todos los que forman la Iglesia. Atañe a todos por igual, no sólo al papa, los obispos, sacerdotes, etc.. Desde el cristiano de cualquier país africano hasta el de Japón o Canadá o Italia. Desde las alturas eclesiásticas hasta las bases del pueblo sencillo de Dios.
  
Por eso, cuando leemos en los evangelios los diversos relatos sobre aquella primera misión, por ejemplo en Lucas (9,1-16), algo nos tiembla por dentro. Jesús reúne a los Doce, les da poder sobre toda clases de demonios y los envía a proclamar el reino y a curar a los enfermos. Este texto nos dice con claridad que para los doce, y para la primera comunidad cristiana, la misión era también la primera razón de su existencia. Aquella comunidad, aquella iglesia, no era una secta cerrada sobre sí misma. Estaba abierta a todos los vientos, a todas las culturas, a todas las razas. Porque querían que todos conocieran el mensaje de Jesús.

El evangelista Lucas, cuando escribió este texto, tenía muy presente la importancia clave de la misión evangelizadora para la iglesia. Por eso cuidó bien los detalles, las condiciones en que el evangelizador debe llevar adelante su misión de modo que no oculte el mensaje ni lo deforme.
La primera condición es la pobreza. A la misión no le hacen falta adornos. Es más, le sobran. “Ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero”. Hoy lo podríamos traducir por “ni coputador, ni powerpoint, ni técnicas psicológicas, ni...” El reino se anuncia por sí solo. El amor no se transmite mediante libros ni mediante sesudas reflexiones. El amor se transmite amando, haciendo que aquellos con los que nos encontramos sientan y experimenten el amor de Dios en nuestra forma de tratarlos. Ese es el punto de partida. Después podrán venir los libros y los powerpoints. Pero ha de quedar claro que lo nuclear del mensaje se entrega de persona a persona, en el testimonio de vida, en el servicio desinteresado por el bien del otro.

Pero hay otro punto que no tampoco hay que olvidar: la buena nueva está marcada por la urgencia. El evangelizador, sin vacilaciones ni ni aplazamientos, tiene que llegar y ofrecer el mensaje. Y saber partir hacia otro lugar si el mensaje no es bien recibido. Lo suyo es anunciar. Hay muchos que están esperando. Y continuamente hay que andar buscando los medios, los lenguajes, las iniciativas que permitan llevar la buena nueva a quienes no la conocen.     
Hoy tenemos que seguir evangelizando. Esa es nuestra misión. No olvidemos que lo fundamental es el testimonio de vida. Y que evangelizar es urgente porque hay muchos que están esperando.

Ramón Rivas (II): El Espíritu Santo, el gran desconocido...




P. Ramón Rivas, CJM

«Unas veces me siento como pobre colina, y otras como montaña de cumbres repetidas», escribía Mario Benedetti en su poema “Estados de ánimo”. Y, de alguna manera, el poeta describe aquí la acción del Espíritu Santo, que aparece de múltiples maneras, sopla donde quiere y espera que nos dejemos empapar por su acción y su presencia.

Lamentablemente, el Espíritu es el gran desconocido para muchísimos cristianos, a nivel tanto de experiencia espiritual como de reflexión teológica. De hecho, la reflexión sobre el Espíritu Santo no ha alcanzado todavía las cotas de otros campos de la teología, como puede la cristología o la reflexión trinitaria.

Ya en el siglo VI, San Agustín se quejaba: «Del Padre y del Hijo se ha escrito mucho [ ... ]. En cambio, del Espíritu Santo no han escrito aún tanto ni con tanta diligencia los grandes expertos en las Escrituras, de forma que se pueda entender mejor su carácter propio [ ... ]; se limitan a decir que el Espíritu es el don de Dios, dejando a salvo que Dios no puede dar un don que sea inferior a Sí mismo» (De fide et symbolo IX, 18 Y 19)

Esta misma se sigue repitiendo hoy, desde el concilio Vaticano II. Así por ejemplo, G. PHILIPS escribía: «Si se nos permite manifestar un deseo, éste es que se elabore mejor y con oído atento la teología del Espíritu Santo. Al comienzo del cristianismo, la pneumatología necesitó tres siglos aproximadamente antes de conseguir un tratamiento sistemático -lo mismo que la mariología; y aunque en las tres últimas décadas se ha escrito bastante sobre el Espíritu Santo, también lo es que dicha reflexión no ha pasado todavía a la autoconciencia de la Iglesia”.

La ausencia de dicha reflexion ha teñido también la visión de la Iglesia, en la que se ha subrayado la relación que ésta tiene con Jesucristo, en detrimento de la relacion que existe entre la Iglesia y el Espíritu.

Esto obviamente ha traído consecuencias lamentables en el campo de la pastoral. Se hace urgente que el Espíritu deje de ser el gran desconocido.

Ramón Rivas (I): Sin testimonio personal no se construye el Reino

Compartiremos ahora tres reflexiones de P. Ramón Rivas CJM sobre el testimonio personal, el Espíritu Santo y la evangelización como tarea fundamental de toda la Iglesia. A continuación la primera de ellas.




De nada te sirve la resurrección… si Cristo no vive hoy y ahora en ti, dentro de ti, así como en tus acciones y palabras.

Sólo tu adhesión, tu transformación personal, tu compromiso y tu identificación con Jesús, podrán demostrar que Él vive realmente en ti y por ti en el mundo.
Entonces, tal vez sientas la necesidad de caer de rodillas y cantar al Amor con versos humanos y  divinos.

Porque tu humanidad está sembrada de divinidad. Sólo hace falta descubrirla y desplegarla hacia afuera para hacer realidad aquel "Reino" a cuya construcción Jesús vino a convocarnos, como sus emisarios y discípulos.

La CJM en el Sínodo de los Obispos 2012: fotos (III)

Representantes de las Iglesias orientales

La mujer también tiene participación en el Sínodo de los Obispos 2012

El Sínodo se vive en un ambiente constante de oración




Noticias de Iglesia - Sinodo de los Obispos


Reportaje del canal colombiano CRISTOVISIÓN que incluye la entrevista a P. Camilo Bernal CJM, Superior General de la Congregación de Jesús y María (Eudistas), 

Una Iglesia evangelizada y evangelizadora



Josep Ángel Saiz Meneses, obispo de la diócesis de Terrassa (España)
Reflexión para el domingo 28 de octubre de 2012


Concluye hoy sus trabajos el Sínodo de los Obispos dedicado a estudiar el problema de la evangelización del mundo de hoy. Su tema ha sido precisamente este. “la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Quizá alguien se pregunte: ¿Qué queda de este trabajo de tres semanas de dos centenares de obispos y expertos de todo el mundo? Existe hoy una cierta desconfianza sobre los resultados prácticos de los foros de reflexión, tanto en el orden secular como en el religioso.

No podemos dejarnos llevar por el escepticismo en este sentido. Sería como desconfiar de la sinceridad del Papa y de quienes le han ayudado a encontrar los mejores caminos para proponer al mundo de hoy la Buena Noticia de Jesucristo.

En realidad el Sínodo no es un compromiso sólo del Papa y de los obispos que han participado en la asamblea. Es una tarea para toda la Iglesia. Los padres sinodales formulan sus propuestas finales y las elevan al Papa. En el último Sínodo, el mismo Papa pidió que se publicaran, para el conocimiento de todos. Después, él prepara un documento dirigido a toda la Iglesia católica, en el cual –con un gran rigor como teólogo que es y con también con un gran sentido pastoral- propone a toda la Iglesia las orientaciones doctrinales y prácticas emanadas por la asamblea sinodal. Así ha sucedido, para citar sólo las últimas, con las exhortaciones apostólicas dedicadas al Sínodo sobre la Eucaristía y al Sínodo sobre la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia.

Estemos atentos, pues, a lo que el Santo Padre nos diga. Y deseo que los cristianos más conscientes busquen la manera de estar bien informados de éste como de tantos otros aspectos de la vida cristiana en el mundo de hoy.

Mientras tanto, tengamos “la mirada fija en Jesucristo”, como nos aconseja el Papa en este Año de la Fe, que hemos comenzado. Él nos recuerda de muchas maneras y en distintas ocasiones, lo que escribió en su primera encíclica, es decir, que el fundamento de la fe cristiana es “el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con esto, una orientación decisiva”. El gran teólogo John-Henry Newman, beatificado por Benedicto XVI, el Papa teólogo, y cuya doctrina iluminó las decisiones del Concilio Vaticano II, especialmente en la constitución sobre la Divina Revelación, lo dejó escrito de una manera muy clara y bella: “La fe no es alguna cosa. La fe es Alguien. La fe no es cualquier alguien. La fe es Jesucristo”.

Una Iglesia más fiel a Jesucristo será una Iglesia más evangelizada y, por lo mismo, más evangelizadora. Como se lee en el libro de los Hechos de los Apóstoles, la vida que podríamos llamar interna de la Iglesia – la plegaria, la escucha de la Palabra de Dios, la enseñanza de los apóstoles y de su sucesores, la eucaristía y la acción caritativa- están destinados a transformarse en un testimonio que llame a los hombres y mujeres a disponerse a acoger el don de Dios que es siempre la fe.

La CJM en el Sínodo de los Obispos 2012: fotos (II)




P. Camilo Bernal, Superior General de la CJM
en los diversos encuentros del Sínodo de los obispos 2012