Intervención del Dr. Michel ROY, Secretario General de "Caritas Internationalis"
La caridad, en consecuencia, debe ser un elemento fundamental de la naturaleza de la Iglesia si quiere ser evangelizadora. Vale la pena que el Sínodo le conceda el lugar que le pertenece en la reflexión sobre la nueva evangelización, y que la anime reforzando su dinamismo evangelizador.
La Caridad vivida en el Espíritu no sólo nos hace misioneros, sino que también nos evangeliza. Y hoy reconocemos con alegría que son numerosos, cada día más numerosos, los obreros de la caridad, voluntarios y empleados, que hacen de su trabajo en la acción socio-caritativa de la Iglesia el campo explícito de su compromiso con la evangelización. Nos gustaría que encontraran espacio entre los temas que tratan sobre el modo con el que la fe cristiana se transmite hoy en día.
Sabemos que el ejercicio de la caridad es uno de los signos de la credibilidad de la Iglesia. Constatamos que, a menudo, en nuestras Caritas, algunos hermanos y hermanas que llegan a nosotros desde la indiferencia, el agnosticismo y la incredulidad, a través del servicio socio-caritativo descubren lo que significa la alegría de creer y de vivir su propia vida a la manera de Jesucristo dentro de la Iglesia. Nos gustaría que se reconociera el carácter evangelizador que un gran número de acciones, realizadas al servicio de la caridad, tienen en sí mismas.
Esto no quiere decir que no reconozcamos que debemos ocuparnos tanto de la dimensión evangelizadora de la caridad como de la formación en este ámbito para que este servicio plantee algunas cuestiones sobre la motivación y el sentido de lo que hacemos, invitando a la conversión y facilitando el anuncio de Jesús y de su Evangelio. Del mismo modo, tenemos que cultivar la espiritualidad que puede dar consistencia al carácter evangelizador de la caridad. El Sínodo prestará un buen servicio a la nueva evangelización si nos da unas orientaciones positivas sobre el cuidado que hay que aportar a la formación y a la espiritualidad en la acción caritativa que permite avivar en ella su fuerza evangelizadora.
La cuestión fundamental en la nueva evangelización no es sólo saber anunciar el Evangelio, sino preguntarnos si el Evangelio que anunciamos es una Buena Nueva para los pobres y si nosotros, como Iglesia, hacemos creíble este Evangelio. El servicio de la caridad debe ser el motor de la misión y su signo de credibilidad.
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