jueves, 25 de octubre de 2012

Ramón Rivas (III): La misión de la Iglesia es evangelizar



P. Ramón Rivas, CJM

La misión, la gran misión, la única misión de la Iglesia es evangelizar, anunciar a todo el mundo la buena nueva del Reino y dar testimonio del amor de Dios manifestado en Cristo. Todo lo demás que haga, (sacramentos, liturgia, oración, caridad etc.), debe estar siempre incondicionalmente al servicio de esa tarea, no de otros intereses, cualesquiera que sean.

Además, es la misión de todos los que forman la Iglesia. Atañe a todos por igual, no sólo al papa, los obispos, sacerdotes, etc.. Desde el cristiano de cualquier país africano hasta el de Japón o Canadá o Italia. Desde las alturas eclesiásticas hasta las bases del pueblo sencillo de Dios.
  
Por eso, cuando leemos en los evangelios los diversos relatos sobre aquella primera misión, por ejemplo en Lucas (9,1-16), algo nos tiembla por dentro. Jesús reúne a los Doce, les da poder sobre toda clases de demonios y los envía a proclamar el reino y a curar a los enfermos. Este texto nos dice con claridad que para los doce, y para la primera comunidad cristiana, la misión era también la primera razón de su existencia. Aquella comunidad, aquella iglesia, no era una secta cerrada sobre sí misma. Estaba abierta a todos los vientos, a todas las culturas, a todas las razas. Porque querían que todos conocieran el mensaje de Jesús.

El evangelista Lucas, cuando escribió este texto, tenía muy presente la importancia clave de la misión evangelizadora para la iglesia. Por eso cuidó bien los detalles, las condiciones en que el evangelizador debe llevar adelante su misión de modo que no oculte el mensaje ni lo deforme.
La primera condición es la pobreza. A la misión no le hacen falta adornos. Es más, le sobran. “Ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero”. Hoy lo podríamos traducir por “ni coputador, ni powerpoint, ni técnicas psicológicas, ni...” El reino se anuncia por sí solo. El amor no se transmite mediante libros ni mediante sesudas reflexiones. El amor se transmite amando, haciendo que aquellos con los que nos encontramos sientan y experimenten el amor de Dios en nuestra forma de tratarlos. Ese es el punto de partida. Después podrán venir los libros y los powerpoints. Pero ha de quedar claro que lo nuclear del mensaje se entrega de persona a persona, en el testimonio de vida, en el servicio desinteresado por el bien del otro.

Pero hay otro punto que no tampoco hay que olvidar: la buena nueva está marcada por la urgencia. El evangelizador, sin vacilaciones ni ni aplazamientos, tiene que llegar y ofrecer el mensaje. Y saber partir hacia otro lugar si el mensaje no es bien recibido. Lo suyo es anunciar. Hay muchos que están esperando. Y continuamente hay que andar buscando los medios, los lenguajes, las iniciativas que permitan llevar la buena nueva a quienes no la conocen.     
Hoy tenemos que seguir evangelizando. Esa es nuestra misión. No olvidemos que lo fundamental es el testimonio de vida. Y que evangelizar es urgente porque hay muchos que están esperando.

Ramón Rivas (II): El Espíritu Santo, el gran desconocido...




P. Ramón Rivas, CJM

«Unas veces me siento como pobre colina, y otras como montaña de cumbres repetidas», escribía Mario Benedetti en su poema “Estados de ánimo”. Y, de alguna manera, el poeta describe aquí la acción del Espíritu Santo, que aparece de múltiples maneras, sopla donde quiere y espera que nos dejemos empapar por su acción y su presencia.

Lamentablemente, el Espíritu es el gran desconocido para muchísimos cristianos, a nivel tanto de experiencia espiritual como de reflexión teológica. De hecho, la reflexión sobre el Espíritu Santo no ha alcanzado todavía las cotas de otros campos de la teología, como puede la cristología o la reflexión trinitaria.

Ya en el siglo VI, San Agustín se quejaba: «Del Padre y del Hijo se ha escrito mucho [ ... ]. En cambio, del Espíritu Santo no han escrito aún tanto ni con tanta diligencia los grandes expertos en las Escrituras, de forma que se pueda entender mejor su carácter propio [ ... ]; se limitan a decir que el Espíritu es el don de Dios, dejando a salvo que Dios no puede dar un don que sea inferior a Sí mismo» (De fide et symbolo IX, 18 Y 19)

Esta misma se sigue repitiendo hoy, desde el concilio Vaticano II. Así por ejemplo, G. PHILIPS escribía: «Si se nos permite manifestar un deseo, éste es que se elabore mejor y con oído atento la teología del Espíritu Santo. Al comienzo del cristianismo, la pneumatología necesitó tres siglos aproximadamente antes de conseguir un tratamiento sistemático -lo mismo que la mariología; y aunque en las tres últimas décadas se ha escrito bastante sobre el Espíritu Santo, también lo es que dicha reflexión no ha pasado todavía a la autoconciencia de la Iglesia”.

La ausencia de dicha reflexion ha teñido también la visión de la Iglesia, en la que se ha subrayado la relación que ésta tiene con Jesucristo, en detrimento de la relacion que existe entre la Iglesia y el Espíritu.

Esto obviamente ha traído consecuencias lamentables en el campo de la pastoral. Se hace urgente que el Espíritu deje de ser el gran desconocido.

Ramón Rivas (I): Sin testimonio personal no se construye el Reino

Compartiremos ahora tres reflexiones de P. Ramón Rivas CJM sobre el testimonio personal, el Espíritu Santo y la evangelización como tarea fundamental de toda la Iglesia. A continuación la primera de ellas.




De nada te sirve la resurrección… si Cristo no vive hoy y ahora en ti, dentro de ti, así como en tus acciones y palabras.

Sólo tu adhesión, tu transformación personal, tu compromiso y tu identificación con Jesús, podrán demostrar que Él vive realmente en ti y por ti en el mundo.
Entonces, tal vez sientas la necesidad de caer de rodillas y cantar al Amor con versos humanos y  divinos.

Porque tu humanidad está sembrada de divinidad. Sólo hace falta descubrirla y desplegarla hacia afuera para hacer realidad aquel "Reino" a cuya construcción Jesús vino a convocarnos, como sus emisarios y discípulos.

La CJM en el Sínodo de los Obispos 2012: fotos (III)

Representantes de las Iglesias orientales

La mujer también tiene participación en el Sínodo de los Obispos 2012

El Sínodo se vive en un ambiente constante de oración




Noticias de Iglesia - Sinodo de los Obispos


Reportaje del canal colombiano CRISTOVISIÓN que incluye la entrevista a P. Camilo Bernal CJM, Superior General de la Congregación de Jesús y María (Eudistas), 

Una Iglesia evangelizada y evangelizadora



Josep Ángel Saiz Meneses, obispo de la diócesis de Terrassa (España)
Reflexión para el domingo 28 de octubre de 2012


Concluye hoy sus trabajos el Sínodo de los Obispos dedicado a estudiar el problema de la evangelización del mundo de hoy. Su tema ha sido precisamente este. “la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Quizá alguien se pregunte: ¿Qué queda de este trabajo de tres semanas de dos centenares de obispos y expertos de todo el mundo? Existe hoy una cierta desconfianza sobre los resultados prácticos de los foros de reflexión, tanto en el orden secular como en el religioso.

No podemos dejarnos llevar por el escepticismo en este sentido. Sería como desconfiar de la sinceridad del Papa y de quienes le han ayudado a encontrar los mejores caminos para proponer al mundo de hoy la Buena Noticia de Jesucristo.

En realidad el Sínodo no es un compromiso sólo del Papa y de los obispos que han participado en la asamblea. Es una tarea para toda la Iglesia. Los padres sinodales formulan sus propuestas finales y las elevan al Papa. En el último Sínodo, el mismo Papa pidió que se publicaran, para el conocimiento de todos. Después, él prepara un documento dirigido a toda la Iglesia católica, en el cual –con un gran rigor como teólogo que es y con también con un gran sentido pastoral- propone a toda la Iglesia las orientaciones doctrinales y prácticas emanadas por la asamblea sinodal. Así ha sucedido, para citar sólo las últimas, con las exhortaciones apostólicas dedicadas al Sínodo sobre la Eucaristía y al Sínodo sobre la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia.

Estemos atentos, pues, a lo que el Santo Padre nos diga. Y deseo que los cristianos más conscientes busquen la manera de estar bien informados de éste como de tantos otros aspectos de la vida cristiana en el mundo de hoy.

Mientras tanto, tengamos “la mirada fija en Jesucristo”, como nos aconseja el Papa en este Año de la Fe, que hemos comenzado. Él nos recuerda de muchas maneras y en distintas ocasiones, lo que escribió en su primera encíclica, es decir, que el fundamento de la fe cristiana es “el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con esto, una orientación decisiva”. El gran teólogo John-Henry Newman, beatificado por Benedicto XVI, el Papa teólogo, y cuya doctrina iluminó las decisiones del Concilio Vaticano II, especialmente en la constitución sobre la Divina Revelación, lo dejó escrito de una manera muy clara y bella: “La fe no es alguna cosa. La fe es Alguien. La fe no es cualquier alguien. La fe es Jesucristo”.

Una Iglesia más fiel a Jesucristo será una Iglesia más evangelizada y, por lo mismo, más evangelizadora. Como se lee en el libro de los Hechos de los Apóstoles, la vida que podríamos llamar interna de la Iglesia – la plegaria, la escucha de la Palabra de Dios, la enseñanza de los apóstoles y de su sucesores, la eucaristía y la acción caritativa- están destinados a transformarse en un testimonio que llame a los hombres y mujeres a disponerse a acoger el don de Dios que es siempre la fe.

La CJM en el Sínodo de los Obispos 2012: fotos (II)




P. Camilo Bernal, Superior General de la CJM
en los diversos encuentros del Sínodo de los obispos 2012

martes, 23 de octubre de 2012

Agenzia FIDES



La Caridad y la humildad en la evangelización hoy



Del equipo de la Oficina General de Comunicaciones CJM

Nuestro querido padre Juan Eudes, audaz en su palabra e intrépido en la misión, tenía claro que todo aquello que se realice sin la caridad, norma suprema y alma de la Congregación (Const. 44; O. C. IX, p. 211), no puede llamarse cristiano; así pues, toda evangelización que se haga sin caridad no puede entenderse como tal, ya que parecerá como la búsqueda de los propios intereses. Peor aun cuando se realiza hablando de caridad sin ningún rastro de la misma.

En su basta experiencia como misionero, san Juan Eudes tenía claro que para llegar a la gente él tenía que ser expresión viva de la caridad de Dios con un corazón generoso y una actitud de vida enriquecida por la humildad, uniéndose a la súplica que la Sagrada Escritura ofrece al Señor por todos aquellos que quieren servir a Dios y cumplir su voluntad: “Que a todos os dé corazón para adorarle y cumplir su voluntad con corazón grande y ánimo generoso.” (2Mac 1, 3)

Para el santo la caridad y la humildad debían estar siempre unidas extrechamente tanto en el testimonio de vida como en actividad evangelizadora, ya que ellas, como virtudes cristianas, son fruto de la impregnación que el Espíritu Santo realiza desde el bautismo, y por tanto, se deben desarrollar y practicar durante toda la vida del cristiano.

Por todo esto, los eudistas estamos llamados a ser expresión viviente de la caridad y la humildad cristianas, porque el Espíritu Santo nos ha enriquecido de forma amplia y suficiente; el llamado del mismo Espíritu de Dios es a vivir nuestro trabajo apostólico como hermanos en la fe, fortalecidos en la sencillez de corazón, de las actitudes y de la palabra, para manifestar en nuestras relaciones el testimonio del amor a Dios y al prójimo de manera que nuestro único deseo sea que Cristo viva, crezca y reine. Bien exhorta el apóstol Pedro a esta conducta como forma de comunión con Cristo el Señor: “…pongan el máximo empeño en incrementar su fe con la firmeza, la firmeza con el conocimiento, el conocimiento con el dominio de los instintos, el dominio de los instintos con la constancia, la constancia con la piedad, la piedad con el amor fraterno y el amor fraterno con la caridad. Pues si tienen todas estas virtudes en forma eminente, no serán inútiles ni estériles, sino que más bien alcanzarán el conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor.” (1Pe 1, 5-8)

Así pues, la humildad como la nodriza de todas la virtudes, según propone san Juan Eudes, es el llamado del Señor para que, ahora y en todos los tiempos, podamos vencer entre nosotros las influencias de un mundo que puede llegar a ser egoísta, orgulloso, prepotente, autoritario y autosuficiente. Será de suma importancia plantearnos el ejercicio de la conversión personal y de la pastoral como acción del Espíritu de Jesús y como ejercicio cotidiano. Bien decía el santo en las letanías eucarísticas: "del orgullo de la vida, de la ira, del odio, de la envidia: líbranos, Señor.” (O. C. III, p. 332)

Oremos con san Juan Eudes, para que Jesús, modelo de caridad y humildad, viva y reine en nuestros corazones para que sirvamos al Señor presente en el hermano “con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días” (Lc 1, 75):

"Adoremos a Jesús en su humildad. Démosle gracias por la Gloria tributada al Padre en el ejercicio de esta virtud. Pidámosle perdón por haber faltado a la humildad. Entreguémonos a Él para apropiarnos de su espíritu de humildad; supliquémosle que destruya en nosotros cuanto le sea contrario y que haga vivir y actuar en nosotros su humildad. Roguemos a la Virgen María, a los ángeles y a los santos que nos obtengan esta gracia" (Oremos Con San Juan Eudes No. 75, p. 74).

lunes, 22 de octubre de 2012

"La Biblia admite momentos de oscuridad en la fe": Cardenal Gianfranco Ravasi en "El Atrio de los Gentiles"


En la apertura del Atrio de los Gentiles sobre el tema "Dios, ese desconocido" que se desarrolló en Asís, el cardenal Gianfranco Ravasi dialogó con el Presidente de la República, Giorgio Napolitano. Respondiendo a una pregunta del moderador Ferruccio de Bortoli, el cardenal habló de los momentos en los que su fe atravesó momentos de dificultad.

domingo, 21 de octubre de 2012

REFLEXIÓN DEL P. HIGINIO LOPERA SOBRE EL AÑO DE LA FE (I)

VIVIR  NUESTRA FE  Y DAR RAZÓN DE ELLA
Del P. Higinio Lopera, CJM





Una nueva humildad: intervención de Mons. Socrates B. Villegas, Arzobispo de Lingayen-Dagupan (Filipinas)


Una nueva humildad

“¿Por qué hay una fuerte ola de secularización, una tormenta de antipatía o sencillamente una fría indiferencia hacia la Iglesia en algunas partes del mundo, que requieren una nueva ola de programas de evangelización?”

La nueva evangelización exige una nueva humildad. El Evangelio no puede prosperar con el orgullo. Cuando el orgullo se infiltra en el corazón de la Iglesia, la proclamación del Evangelio sale perjudicada.

La tarea de la nueva evangelización debe comenzar con un profundo sentido de admiración y veneración por la humanidad y su cultura. La evangelización se ha visto perjudicada por la arrogancia de sus mensajeros, que la siguen impidiendo. La jerarquía debe rehuir la arrogancia, la hipocresía y la intolerancia. Debemos castigar a quienes entre nosotros se han descarriado en lugar de encubrir sus errores.

Somos humanos en medio de nuestro rebaño humano. Toda nuestra belleza y santidad se la debemos a Dios. Esta humildad nos hará nuevos evangelizadores, más creíbles. Nuestra misión es proponer humildemente y no imponer con arrogancia.

En segundo lugar, la nueva evangelización debe hacerse mediante nuevos santos y esos santos debemos ser nosotros. La gran pobreza que sufre el mundo actual es la pobreza de los santos. Tanto si procedemos de países del Primer mundo como del Tercer mundo, todos estamos buscando modelos en los que inspirarnos y a los que emular. Nuestros jóvenes necesitan modelos en los que inspirarse.

Necesitan héroes vivos que inflamen sus corazones y despierten su entusiasmo por conocer a Jesús y amarlo. Nuestra experiencia en el

Tercer mundo me dice que el Evangelio se puede predicar a quien tiene el estómago vacío, pero sólo si el estómago del predicador está vacío como el de sus parroquianos.

Por último, la nueva evangelización debe ser una llamada a una nueva caridad. Seremos portadores creíbles de la alegría del Evangelio si la proclamación va acompañada de su hermana gemela: la caridad. La caridad de Jesús coincide con el don de sí mismo. La caridad de la nueva evangelización debe ser el don de Jesús.

La nueva evangelización necesita una nueva humildad; una renovación en santidad y un nuevo rostro de caridad para que sea creíble y fructuosa.

La humanidad necesita de misioneros católicos



De la agencia SIC

Este año 2012, la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones tiene un significado muy especial, ya que coincide con el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, con su Decreto Ad Gentes, con la apertura del Año de la Fe y con el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, que ayudan a reafirmar el deseo constante de la Iglesia de trabajar con más valentía y celo, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra El Concilio Ecuménico fue una experiencia pentecostal, con la participación de Obispos de todos los rincones de la tierra, que eran un signo luminoso universal de la Iglesia.

Obispos misioneros, junto con Pastores de comunidades dispersas entre poblaciones no cristianas, llevaron al Concilio la imagen de una Iglesia siempre presente en todos los continentes. Había unos 600 Obispos de los territorios de misión, impulsados por la pasión de extender el Reino de Dios. Hoy hay aproximadamente 1.100 Diócesis misioneras y esto muestra cómo ha crecido la Iglesia en los últimos 50 años.

La Obra Misionera Pontificia de la Propagación de la Fe, a través de su colecta por la Jornada Misionera, ha contribuido de manera significativa a la creación de estas diócesis y a reafirmar, en el corazón de todos, la necesidad y la urgencia de la evangelización Ad Gentes.

La misión no es una opción
Hoy en día esta visión misionera sigue siendo válida, de hecho, se presenta con una urgencia renovada en este Año de la Fe y el Santo Padre ha convocado un sínodo especial sobre la prioridad de la evangelización. En su mensaje para la Jornada Misionera Mundial de este año, el Santo Padre afirma que la preocupación de anunciar el Evangelio en todos los rincones del mundo, en primer lugar pertenece a los Obispos. Ellos son directamente responsables de la evangelización en el mundo, ya sea como miembros del Colegio episcopal, que como Pastores de las Iglesias particulares.

El mandato de predicar el Evangelio no se limita a un Pastor en su atención al Pueblo de Dios confiado a su cuidado pastoral, sino que debe involucrar a todas las actividades de la Iglesia particular, todos sus sectores, en definitiva, todo su ser. El mensaje de este año es muy específico y dice que la misión “no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo”.

La misión ad gentes debe ser el horizonte constante y el paradigma en todas las actividades eclesiales
La preocupación de evangelizar no debe permanecer al margen de las actividades de la Iglesia o de la vida personal de cada bautizado. Se nos invita a ser conscientes de que somos destinatarios y, al mismo tiempo, misioneros del Evangelio. Esto requiere de ajustes periódicos en nuestro compromiso personales, en nuestros estilos de vida, en los planes pastorales y en las organizaciones diocesanas, sobre todo en nuestro mundo siempre cambiante, porque “también hoy, la misión ad gentes debe ser el horizonte constante y el paradigma en todas las actividades eclesiales, porque la misma identidad de la Iglesia está constituida por la fe en el misterio de Dios, que se ha revelado en Cristo para traernos la salvación, y por la misión de testimoniarlo y anunciarlo al mundo, hasta que Él vuelva” (Mensaje 2012).

Año de la Fe
“Necesitamos por tanto retomar el mismo fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en todo el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio” (Mensaje 2012).

La celebración del Año de la fe y del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización tienen como objetivo impulsar la cooperación y la acción misionera en los diferentes contextos actuales. La humanidad necesita de misioneros católicos y no podemos permitir que una crisis de fe se convierta en un obstáculo para la evangelización.
La fe en un Dios de amor es el corazón de nuestra actividad misionera, y esto “es un don que se nos dado para ser compartido; es un talento recibido para que dé fruto; es una luz que no debe quedar escondida, sino iluminar toda la casa” (Mensaje 2012).

Compromiso personal y encuentro con Cristo resucitado
El Santo Padre insiste en el encuentro personal y la Jornada Misionera nos ofrece la oportunidad de cuestionar nuestra fe, discernir la fuerza de la fe de nuestra comunidad con el fin de proclamar la Buena Nueva a la humanidad, porque “el encuentro con Cristo como Persona viva, que colma la sed del corazón, no puede dejar de llevar al deseo de compartir con otros el gozo de esta presencia y de hacerla conocer, para que todos la puedan experimentar” (Mensaje 2012).

El Santo Padre agradece personalmente a aquellos que generosamente ofrecen su contribución: “recuerdo y agradezco a las Obras Misionales Pontificias, instrumento de cooperación en la misión universal de la Iglesia en el mundo.

Por medio de sus actividades, el anuncio del Evangelio se convierte en una intervención de ayuda al prójimo, de justicia para los más pobres, de posibilidad de instrucción en los pueblos más recónditos, de asistencia médica en lugares remotos, de superación de la miseria, de rehabilitación de los marginados, de apoyo al desarrollo de los pueblos, de superación de las divisiones étnicas, de respeto por la vida en cada una de sus etapas” (Mensaje 2012).
La celebración de la Jornada Mundial de las Misiones en este Año de la Fe es un signo más de la gracia del Señor. P. Timothy Lehane Barrett, SVD, Secretario General de la Obra Misionera Pontificia de la Propagación de la Fe.

(Agencia Fides 15/10/2012)

viernes, 19 de octubre de 2012

Parroquias, el perno de la Nueva Evangelización

Miniatura

Todos los continentes han evidenciado la necesidad de la Nueva Evangelización puesto que sus culturas se ven golpeadas por el proceso de secularización, aunque en maneras diversas y según las áreas geográficas. Lo subrayó el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, en la síntesis presentada en el Sínodo de los Obispos, tras la discusión general. El cardenal rebatió que hay consenso sobre la importancia de las parroquias en el desarrollo de la Nueva Evangelización como lugares en los que se desarrolla gran parte de la experiencia de las personas en la Iglesia.

jueves, 18 de octubre de 2012

La Fe, según San Juan Eudes



Del libro de San Juan Eudes, presbítero, "VIDA y REINO DE JESÚS EN LAS ALMAS CRISTIANAS". 
2, 4-5: Oeuvres Completes 1, 168-172.


El primer fundamento de la vida cristiana es la fe. Porque el que se acerca a Dios debe creer que existe; sin la fe es imposible agradar a Dios (Hb 11, 6). La fe es la firme seguridad de los bienes que se esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven (Hb 11, 1).

La fe es la piedra fundamental de la casa y del reino de Jesucristo. Es una luz celestial y divina, una participación de la luz eterna e inaccesible, un destello del rostro de Dios. 0, para hablar conforme a la Escritura, es como un divino carácter por el cual la luz del rostro de Dios se imprime en nuestras almas (Sal 4, 7).

La fe es una comunicación y extensión de la luz y ciencia divinas infundidas en el alma de Jesús en el momento de su encarnación. Es la ciencia de la salvación, la ciencia de los santos, la ciencia de Dios, que Jesucristo sacó del seno del Padre y trajo a la tierra para disipar nuestras tinieblas e iluminar nuestros corazones.

Con ella nos da los conocimientos necesarios para servir y amar perfectamente a Dios, y somete nuestros espíritus a las verdades que nos ha enseñado y que nos sigue enseñando por sí mismo y por medio de su Iglesia.

Por la fe expresamos, continuamos y completamos en nosotros la sumisión, docilidad y sometimiento voluntario y sin oscuridad del espíritu humano de Cristo  frente a las luces y verdades que su Padre eterno le ha comunicado.

Esta luz o ciencia divina nos da un conocimiento perfecto, en cuanto es posible en esta vida, de cuanto hay en Dios y fuera de él. La razón y la ciencia humanas a menudo nos engañan porque sus luces son débiles y limitadas para penetrar lo infinito e incomprensible de Dios. Además, están entenebrecidas por el pecado y no llegan a percibir claramente ni siquiera las cosas externas a Dios. En cambio, la luz de la fe es una participación de la verdad y de la luz de Dios y no puede engañarnos, porque nos hace ver las cosas tal como están en su verdad a los ojos de Dios.

De manera que, si miramos a Dios con los ojos de la fe, le veremos en su verdad, tal como es y, en cierta forma, cara a cara. Pues aunque la fe vaya unida a la oscuridad y no nos permita ver a Dios con la claridad con que se le ve en el cielo, sino como a través de  una' nube, sin embargo, no rebaja su grandeza a la escala de nuestros espíritus, a la manera de la ciencia, sino que penetra a través de sus sombras hasta la infinitud de las perfecciones divinas y nos hace conocer a Dios tal como es, infinito en su ser y en todos sus atributos.

La fe nos hace conocer que todo cuanto hay en Dios y en Jesucristo, Hombre-Dios, es infinitamente grande y admirable, adorable y digno de amor. Nos hace palpar la veracidad y la fidelidad de las palabras y promesas de Dios y que él es todo bondad, dulzura y amor para los que le buscan y confían en él. y así como debemos mirar todas las cosas a la luz de la fe para conocerlas de verdad, también debemos realizar todas nuestras acciones guiados por esta luz para hacerlas santamente. Porque así como Dios se conduce por su sabiduría divina, los ángeles por su inteligencia angélica, los hombres sin fe por la razón, los mundanos por sus máximas, los voluptuosos por sus sentidos, así los cristianos deben conducirse por la misma luz que guía a Cristo, su Cabeza, es decir, por la fe, que es una participación de la ciencia y luz de Jesucristo. Debemos, pues, esforzarnos en adquirir, por todos los medios, esta ciencia divina y guiarnos únicamente por ella. Para este fin, al comenzar nuestras acciones, sobre todo las más importantes, postrémonos a los pies del Hijo de Dios, adorémosle como guía y consumador de la fe, y como la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Intervención del Dr. Michel ROY, Secretario General de "Caritas Internationalis"


El ejercicio de la caridad es un elemento constitutivo de la naturaleza de la Iglesia y su misión evangelizadora, y todos en la Iglesia estamos llamados a ella. La nueva evangelización debe mostrar que la diaconía de la fe y la diaconía de la caridad no están separadas ni son independientes, sino que se trata de una sola diaconía con dos vertientes. Es más: el motor de la misión, la portadora de la visión, debería ser la diaconía de la caridad.


La caridad, en consecuencia, debe ser un elemento fundamental de la naturaleza de la Iglesia si quiere ser evangelizadora. Vale la pena que el Sínodo le conceda el lugar que le pertenece en la reflexión sobre la nueva evangelización, y que la anime reforzando su dinamismo evangelizador.

La Caridad vivida en el Espíritu no sólo nos hace misioneros, sino que también nos evangeliza. Y hoy reconocemos con alegría que son numerosos, cada día más numerosos, los obreros de la caridad, voluntarios y empleados, que hacen de su trabajo en la acción socio-caritativa de la Iglesia el campo explícito de su compromiso con la evangelización. Nos gustaría que encontraran espacio entre los temas que tratan sobre el modo con el que la fe cristiana se transmite hoy en día.


Sabemos que el ejercicio de la caridad es uno de los signos de la credibilidad de la Iglesia. Constatamos que, a menudo, en nuestras Caritas, algunos hermanos y hermanas que llegan a nosotros desde la indiferencia, el agnosticismo y la incredulidad, a través del servicio socio-caritativo descubren lo que significa la alegría de creer y de vivir su propia vida a la manera de Jesucristo dentro de la Iglesia. Nos gustaría que se reconociera el carácter evangelizador que un gran número de acciones, realizadas al servicio de la caridad, tienen en sí mismas.


Esto no quiere decir que no reconozcamos que debemos ocuparnos tanto de la dimensión evangelizadora de la caridad como de la formación en este ámbito para que este servicio plantee algunas cuestiones sobre la motivación y el sentido de lo que hacemos, invitando a la conversión y facilitando el anuncio de Jesús y de su Evangelio. Del mismo modo, tenemos que cultivar la espiritualidad que puede dar consistencia al carácter evangelizador de la caridad. El Sínodo prestará un buen servicio a la nueva evangelización si nos da unas orientaciones positivas sobre el cuidado que hay que aportar a la formación y a la espiritualidad en la acción caritativa que permite avivar en ella su fuerza evangelizadora.


La cuestión fundamental en la nueva evangelización no es sólo saber anunciar el Evangelio, sino preguntarnos si el Evangelio que anunciamos es una Buena Nueva para los pobres y si nosotros, como Iglesia, hacemos creíble este Evangelio. El servicio de la caridad debe ser el motor de la misión y su signo de credibilidad.

Intervención de S. Em. R. Card. Tarcisio BERTONE Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano



Intervención del martes, 16 de octubre de 2012

Beatísimo Padre,
Eminentísimos y Excelentísimos Padres Sinodales,
Estimados Hermanos y Hermanas:

No podemos ser simples espectadores ante una tragedia como la que está atravesando Siria: algunas intervenciones escuchadas en el Aula son prueba de ello.

Convencidos de que la única solución de la crisis no puede ser más que política y pensando en el inmenso sufrimiento de la población, en el destino de los refugiados y en el futuro de dicha nación, algunos de nosotros han sugerido que nuestra asamblea sinodal exprese su solidaridad.

Para ello el Santo Padre ha dispuesto que una Delegación viaje en los próximos días a Damasco con el objetivo de expresar, en Su nombre y en el de todos: nuestra fraterna solidaridad con toda la población, con una oferta personal de los Padres Sinodales, así como de la Santa Sede; nuestra cercanía espiritual a nuestros hermanos y hermanas cristianos; nuestro ánimo a quienes están comprometidos en la búsqueda de una acuerdo que respete los derechos y los deberes de todos, con una especial atención a lo previsto por el derecho humanitario.
Composición de la Delegación:

Padres Sinodales:
·         Su Eminencia Card. Laurent Mosengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa;
·         Su Eminencia Card. Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso;
·         Su Eminencia Card. Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York;
·         Su Excelencia Mons. Fabio Suescun Mutis, Ordinario militar en Colombia;
·         Su Excelencia Mons. Joseph Nguyen Nang, Obispo de Phat Diem;
·         Además de los anteriormente citados Padres Sinodales, forman parte de la Delegación:
·         Su Excelencia Mons. Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado;
·         Mons. Alberto Ortega, oficial de la Secretaría de Estado.
·         Está previsto que, una vez tramitadas las formalidades necesarias con el Nuncio Apostólico y con las autoridades locales, la Delegación viaje a Damasco la próxima semana.

Mientras tanto, oremos para que prevalezcan la razón y la compasión.

La CJM en el Sínodo de los Obispos 2012: fotos

P. Camilo Bernal, Superior General de los Padres Eudistas, 
junto con los obispos colombianos en el Sínodo de los Obispos 2012


Un momento de compartir fraterno
  

Algunos momentos de intercambio y conversación

Presentación del Sínodo de los Obispos


SÍNODO DE LOS OBISPOS
XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
PARA LA TRANSMISIÓN DE LA FE CRISTIANA
PRESENTACIÓN


Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15). Con estas palabras de Jesucristo Resucitado, ofrecidas en la parte conclusiva del Evangelio de San Marcos, inicia el tiempo de la misión de la Iglesia. Ésta existe para evangelizar, para anunciar siempre y en todas partes la Buena Nueva a todos los hombres de buena voluntad. El mandato sigue siendo el mismo, como Jesucristo es el mismo “ayer, hoy y por los siglos” (Hb 13, 8) y su Evangelio, mientras que cambian los destinatarios y las condiciones sociales, culturales, políticas y religiosas en las que viven. El mandato misionero del Señor glorificado, triunfador sobre el pecado y sobre la muerte, marcará también la actividad de la próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Por lo demás, esa palabra de Jesucristo ha guiado también la reflexión del segundo capítulo del Instrumentum laboris, que tiene por título “Tiempo de nueva evangelización”. Como se sabe, la Asamblea Sinodal tendrá lugar del 7 al 28 de octubre de 2012 sobre el tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Sobre el particular, es importante mantener unidos dos aspectos del argumento sinodal. De hecho, éste indica que el fin de la nueva evangelización es la transmisión de la fe. Por otra parte, el proceso de la transmisión de la fe, que hoy en muchos casos encuentra obstáculos de diversa naturaleza, se desarrolla en el ámbito de la nueva evangelización.
La preparación y el desarrollo de una Asamblea Sinodal es un proceso complejo y exigente que requiere una considerable actividad en la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para organizar y, en particular, coordinar el concurso de numerosas personas que participan en la Asamblea Sinodal. En líneas generales, en este proceso se podrían distinguir tres aspectos que se entrecruzan: dimensión espiritual, reflexión teológico-pastoral y preparación técnico-organizativa.
1) Dimensión espiritual
La oración acompaña y anima toda actividad sinodal. Por lo demás, el cristiano está invitado a rezar sin interrupción (cfr I Ts 5, 17), siguiendo el ejemplo del Señor Jesús.Con mayor razón, una reunión de Obispos, representantes del episcopado de todo el mundo, en torno al Obispo de Roma y Presidente del Sínodo de los Obispos, no se podría realizar sino en un ambiente de oración. La oración que ha acompañado los trabajos de preparación, y que tiene como icono la peregrinación de Su Santidad Benedicto XVI a Loreto el 4 de octubre de 2012, tendrá un lugar preeminente durante los trabajos sinodales. En particular, el Santo Padre presidirá cuatro celebraciones litúrgicas. Con la solemne concelebración eucarística del 7 de octubre iniciará la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Durante esta Eucaristía, Su Santidad declarará doctores a dos santos de la Iglesia: San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen. Los trabajos sinodales terminarán el domingo, 28 de octubre, con la celebración eucarística de todos los Padres Sinodales y los sacerdotes que han participado en la Asamblea. El domingo, 21 de octubre, el Sumo Pontífice presidirá la Santa Misa de canonización de 7 beatos: Santiago Berthieu, Pedro Calungsod, Giovanni Battista Piamarta, María del Monte Carmelo Sallés i Barangueras, Marianna Cope, Caterina Tekakwitha y Anna Schäffer. Especialmente significativa será la Eucaristía del 11 de octubre, con ocasión del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II y del 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. En esta ocasión, el Santo Padre Benedicto XVI proclamará elAño de la Fe, que terminará el día de la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013.
Al inicio de los trabajos sinodales, los Padres Sinodales invocan al Espíritu Santo, principal protagonista de toda Asamblea Sinodal. Cada mañana el rezo de la Hora Media abrirá los trabajos. También las reuniones de la tarde estarán precedidas por una breve oración. Los trabajos se concluirán, mañana y tarde, con una cordial invocación a la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia y Estrella de la Nueva Evangelización. Al lado del Aula Sinodal, en la capilla adyacente, estará el Santísimo Sacramento, para ofrecer a los participantes en la Asamblea Sinodal, antes y después de las reuniones, la posibilidad de permanecer en meditación ante el Maestro que continúa enviando sus discípulos por los caminos del mundo a anunciar el Evangelio, la Buena Nueva también al hombre contemporáneo.
Numerosas personas y comunidades eclesiales han asegurado oraciones a la Secretaría General. A todos les agradecemos tan importante apoyo que, no cabe la menor duda, fortalecerá los vínculos de comunión no sólo entre los Obispos reunidos con el Santo Padre en la Asamblea sinodal, sino también entre todos los miembros del Pueblo de Dios que siguen los trabajos sinodales.
II) Reflexiones teológico-pastorales
Una vez que el Santo Padre eligió el tema de la Asamblea Sinodal, después de la consulta al episcopado de la Iglesia Católica, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos elaboró los Lineamenta, documento de reflexión sobre el argumento elegido. Se redactaron con la ayuda del Consejo Ordinario de la Secretaría General y con la colaboración de algunos expertos. Los Lineamenta se publicaron el 4 de marzo de 2011. A los organismos eclesiales, con los que la Secretaría General del Sínodo de los Obispos mantiene relaciones institucionales, se les pidió responder al Cuestionario de los Lineamenta antes del 1 de noviembre de 2011. Por el gran número de respuestas, que alcanzó el 90,5%, se puede constatar el enorme interés que las Iglesias particulares y otros organismos demostraron por el argumento de la reflexión sinodal. En particular, las respuestas quedaron repartidas del modo siguiente: de 13 Iglesias Orientales Católicas sui iuris respondieron 11, y de 26 Dicasterios de la Curia Romana respondieron 25. Además, la Secretaría General recibió la respuesta de la Unión de Superiores Generales. De 114 Conferencias Episcopales respondieron 93. Por lo que se refiere a los diversos continentes, las respuestas corresponden a los siguientes porcentajes: al 100% Oceanía, al 95,8% América, al 88,8% Asia, al 81, 25% Europa y al 66,6% África. El Consejo Ordinario de la Secretaría General analizó dichas respuestas, que se sintetizaron en el Instrumentum laboris. Este documento se dio a conocer el 19 de junio de 2012. Dado que en realidad se trata del Orden del Día de la Asamblea Sinodal, cada Padre Sinodal se deberá referir al mismo en su intervención. De esta manera la reflexión sinodal debería profundizar los temas ya bosquejados, aportando nueva luz a los argumentos de gran actualidad eclesial y social.
Otros argumentos han tenido un importante papel en la preparación de la Asamblea Sinodal. Se trata, en primer lugar, de las reflexiones del Santo Padre Benedicto XVI en sus varias intervenciones. En esta sede, además de las catequesis sobre la oración, me parece necesario recordar dos documentos de particular importancia. Se trata de dos Cartas Apostólicas en forma de Motu proprio. La primera es Ubicumque et semper, del 21 de septiembre de 2010, con la que el Sumo Pontífice erigió el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización. La segunda es Porta Fidei, del 11 de octubre de 2011, con la que el Santo Padre Benedicto XVI proclamó el Año de la Feng1034 . Ambos documentos también se han incluido en los documentos de preparación de la Asamblea Sinodal.
III) Preparación técnico-organizativa
Según las normas Ordo Synodi Episcoporum, en la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos participan ex officio los Líderes de las Iglesias Orientales católicas sui iuris y de los Dicasterios de la Curia Romana. Además de los Padres Sinodales de nombramiento pontificio, los demás Padres Sinodales son elegidos por las respectivas Conferencias Episcopales, por las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, si superan el número de 25 Obispos, así como por la Unión de los Superiores Generales que tienen derecho a elegir 10 miembros. La Secretaría General del Sínodo de los Obispos debe coordinar el proceso de ratificación por parte del Santo Padre de los Padres Sinodales elegidos.
Obviamente, durante los trabajos sinodales es de gran importancia el personal técnico coordinado por los Oficiales de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
IV) Participantes en la Asamblea sinodal
En la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos participarán 262 Padres Sinodales, el número más elevado en la historia de los Sínodos. De Europa provienen 103, de América 63, de África 50, de Asia 39 y de Oceanía 7. La mayoría de los Padres Sinodales, en concreto 182, fue elegida y de ellos, 172 por las Conferencias Episcopales y 10 por la Unión de los Superiores Generales; 3 fueron designados por las Iglesias Orientales Católicas sui iuris; 37 participan ex officio, 40 los ha nombrado el Santo Padre. Entre éstos hay 6 Patriarcas, 49 Cardinales, 3 Arzobispos Mayores, uno de los cuales es Cardenal, 71 Arzobispos, 120 Obispos y 14 sacerdotes. Por lo que se refiere al cargo que desempeñan, 10 son Líderes de las Iglesias Orientales sui iuris, 32 Presidentes de las Conferencias Episcopales, 26 Responsables de los Dicasterios de la Curia Romana, 211 Ordinarios y 11 Auxiliares.
Como es sabido, el Santo Padre Benedicto XVI nombró, el sábado 22 de octubre de 2011, Relator General a Su Eminencia el Card. Donald William Wuerl, Arzobispo de Washington (EE.UU.), ySecretario Especial a Su Excelencia Mons. Pierre-Marie Carré, Arzobispo de Montpellier (Francia).
En fecha 29 de junio de 2012, Su Santidad nombró tres Presidentes Delegados: Su Eminencia el Card. John Tong Hon, Obispo de Hong Kong (China); Su Eminencia el Card. Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara (México), y Su Eminencia el Card. Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo).En la Asamblea Sinodal participarán también 45 Expertos y 49 Oyentes, hombres y mujeres, que han sido elegidos entre numerosos especialistas y personas comprometidas en la evangelización en los cinco continentes.
Asimismo, participarán en los trabajos los Delegados fraternos, representantes de 15 Iglesias y comunidades eclesiales que todavía no están en plena comunión con la Iglesia Católica. Al respecto, es importante señalar que Su Gracia Dr. Rowan Douglas Williams, Arzobispo de Canterbury y Primado de toda Inglaterra y de la Comunión Anglicana, intervendrá durante la Asamblea Sinodal. Además, Su Santidad Bartolomé I, Arzobispo de Constantinopla y Patriarca ecuménico, participará en la solemne Eucaristía del 11 de octubre. Estas presencias aportan una contribución ecuménica notable a la Asamblea Sinodal.
Participarán en el Sínodo 3 Invitados especiales: el hermano Alois, Prior de Taizé (Francia), el Rev. Lamar Vest, Presidente de la American Bible Society (EE.UU.) y el Sr. Werner Arber, Profesor de Microbiología en el Biozentrum de la Universidad de Basilea (Suiza) y Presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias.
El diálogo con los responsables de los medios de comunicación lo asegurarán regularmente 5Encargados de Prensa, cada uno en una de las lenguas de la Asamblea sinodal. Estos mantendrán encuentros con los periodistas cada día, excepto el lunes 8, el jueves 18, el viernes 26 y el sábado 27 de octubre, cuando están previstas las Ruedas de prensa con la participación de los Padres Sinodales.
Los Padres Sinodales contarán con la ayuda de 32 Asistentes y 30 Traductores. En total, en la XIII Asamblea General Ordinaria participarán más de 400 personas.
V) Acontecimientos destacados
Del programa de los trabajos sinodales, debidamente aprobado por el Santo Padre Benedicto XVI, resulta que están previstas 23 Congregaciones Generales y 8 Sesiones de los Círculos menores. En la primera reunión, los miembros de los 12 Círculos menores, divididos según las lenguas oficiales del Sínodo, escogerán a un Moderador y un Relator. Como indica el nombre, el Moderador deberá moderar las discusiones, mientras que el Relator deberá exponer el contenido esencial de los resultados de dichas discusiones en la Congregación General del viernes 19 de octubre.
De entre los varios acontecimientos significativos, parece oportuno señalar lo siguiente.
§  El primer día de los trabajos, 8 de octubre, están previstas las relaciones del Secretario General y del Relator General. En la Sesión de la tarde están programadas breves intervenciones de representantes del episcopado de los cinco continentes sobre el tema de la Asamblea Sinodal. Estas deberían indicar en síntesis cómo han percibido el tema sinodal las realidades de las Iglesias particulares de cada continente.
§  El 9 de octubre, en la Congregación General de la tarde Su Eminencia el Sr. Card. Marc Ouellet, P.S.S., Prefecto de la Congregación para los Obispos, referirá acerca de la recepción de la Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini, resultado de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tuvo lugar en el mes de octubre de 2008.
§  El miércoles 10 de octubre, Su Gracia Dr. Rowan Douglas Williams, Arzobispo de Canterbury y Primado de toda Inglaterra y de la Comunión Anglicana, en la Congregación General de la tarde, se dirigirá a la Asamblea para ilustrar desde el punto de vista anglicano el desafío de la nueva evangelización y de la transmisión de la fe cristiana.
§  El viernes 12 de octubre el Sr. Werner Arber, Profesor de Microbiología en el Biozentrum de la Universidad de Basilea (Suiza) y Presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias, expondrá algunas reflexiones sobre la relación entre ciencia y fe. También él intervendrá en la Congregación General de la tarde. Las citadas intervenciones deberían animar el debate libre que está previsto para el final de cada Congregación General de la tarde.
Durante la celebración eucarística del 11 de octubre, el Patriarca Ecuménico Bartolomé I se dirigirá al obispo de Roma Benedicto XVI y a todos los participantes en la Santa Misa con la cual iniciará el Año de la fe.
Al comienzo de los trabajos, los Padres sinodales elegirán a los miembros de la Comisión del Mensaje, compuesta por 12 miembros, de los cuales el Presidente Su Em.Rev. Card. Giuseppe BETORI, Arzobispo de Florencia (Italia) el Vicepresidente Su Excelencia Mons. Luis Antonio G. Tagle, Arzobispo de Manila (Filipinas) fueron nombrados por el Santo Padre. Su Santidad nombrará a otros dos miembros, mientras que los 8 restantes serán elegidos por los Padres Sinodales. Esta Comisión preparará un Mensaje (Nuntius) que una vez aprobado por los Padres Sinodales será publicado para informar al Pueblo de Dios sobre los temas tratados durante la Asamblea Sinodal.
VI) Conclusión
Considerada la experiencia de las Asambleas Sinodales anteriores, la metodología sinodal, modificada por el Santo Padre Benedicto XVI en el año 2005, sustancialmente permanecerá invariada. Por lo tanto, cada Padre Sinodal tendrá a su disposición 5 minutos para pronunciar su intervención durante las Congregaciones Generales. Durante la discusión libre, prevista en cada Congregación General de la tarde de 18 a 19 horas, cada intervención de los Padres Sinodales no durará más de 3 minutos, para favorecer una mayor participación en el debate como expresión de la comunión y del sentido colegial.
Las intervenciones de los Delegados fraternos y de los Oyentes no deberían superar los 4 minutos.
Los textos preparados por los participantes en el Sínodo pueden ser más largos y entregados a la Secretaría General. De todos modos, se publicará un breve resumen, del que se ocupará cada Padre Sinodal, según las indicaciones del Vademecum. El límite de tiempo debería permitir que interviniese un mayor número de participantes en la Asamblea y enriquecer así todavía más la reflexión sinodal.
Para facilitar el trabajo y ganar tiempo, también durante la XIII Asamblea General Ordinaria se utilizarán los aparatos de votación electrónica. Sin embargo, considerando la importancia de las votaciones de las Propositiones, se mantendrá la práctica probada según la cual dicha votación se hará tanto por escrito como de modo electrónico. Es preciso tener presente, por otro lado, que las Propositiones también pueden votarlas, por escrito, los Padres Sinodales que no puedan participar en la Congregación General en la que tiene lugar la votación electrónica. Por tanto, los resultados oficiales serán los que calcule la Comisión de Escrutinio, que se formará a su debido tiempo y se ocupará del recuento de las papeletas.
El Calendario de las actividades de la XIII Asamblea General Ordinaria indica los actos importantes a los cuales se desearía que participasen de forma coral los Padres sinodales. La asidua presencia en la oración, la escucha y la reflexión no dejará de acrecer aún más el afecto colegial entre los Obispos entre sí, como también entre ellos y el Obispo de Roma, cabeza del Colegio episcopal. Además, la participación en los trabajos sinodales de calificados miembros del Pueblo de Dios reforzará todavía más los vínculos entre todos los miembros de la Iglesia Católica. La presencia en la Asamblea Sinodal de Delegados fraternos dará a ésta un relevante aspecto ecuménico, que se verá reforzado por la participación del Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I y Su Gracia Dr. Rowan Douglas Williams, Arzobispo de Canterbury y Primado de toda Inglaterra y de la Comunión Anglicana. Juntos rezaremos para que se realice cuanto antes la oración de Jesús, Nuestro Señor: “para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21). La ingente obra de evangelización y de nueva evangelización del mundo actual exige la contribución de todas las Iglesias y comunidades eclesiales. Acompañemos este proceso con la oración, dando testimonio de vida cristiana y con renovado dinamismo al confesar, en comunión con el Santo Padre Benedicto XVI, 264 sucesor de San Pedro Apóstol: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16).
Ciudad del Vaticano, 5 de octubre de 2012



+ Nikola Eterović
Arzobispo titular de Cibale
Secretario General del Sínodo de los Obispos